Viviana González Rodríguez
Recordando a viejos próceres, el try convertido, o el tackle hecho o simplemente disfrutando del momento, las leyendas del rugby se dieron cita en la Lobera de Chinquihue para vivir una edición más, la número 16, del torneo "Viejos Zapatos".
A eso del mediodía, comenzaron a llegar las delegaciones provenientes de Concepción, Osorno, Valdivia, Chiloé y Bariloche, quienes se saludaron como si no hubiese pasado un año desde la última cita.
Antes del kick off de los partidos, algunos conversaban de la evolución de sus clubes; otros, de cómo estaba la familia; y, los menos, preparaban su indumentaria, ya sea con vendas, protectores bucales o casco.
Mientras transcurrían los partidos, el asado tomaba forma, los mariscos se cocían y el hielo era el fiel compañero de las cervezas.
Jugados todos los match, el resultado pasó al anecdotario, ya que el objetivo de este tipo de encuentros es simplemente compartir con amigos de toda la vida, que si bien alguna vez fueron rivales, pero por sobre todo, siempre primará la amistad.
El quincho de la Lobera estaba atestado de comensales que disfrutaban al son de un buen trozo de carne y una copa de vino; mientras las anécdotas de la tarde pasaban a engrosar aún más la historia de los "Viejos Zapatos".
Desde Osorno, llegó Elías Butte, que si bien siempre defendió los colores de la ciudad lechera, aprendió de la ovalada con lo que para él son unos monstruos del rugby. "Feliz de venir, siempre que nos invitan hacemos lo posible por estar y siempre le damos la prioridad a los amigos de Puerto Montt, porque nos atienden muy bien y el ambiente es muy bueno y de eso se trata el rugby, de fomentar la amistad y a esta altura, también jugar un rato con los amigos", señaló el deportista, quien a los 16 años, y siendo juvenil, viajaba con el plantel adulto de los Lobos.
Para Juan Carlos Coloma, que llegó desde Concepción, el evento estuvo "muy bueno, llegaron hartos equipos, no hubo lesionados y espero venir el otro año y que se siga fomentando el rugby seniors", precisó el jugador, quien además tuvo la posibilidad de compartir cancha con el hijo de un amigo, con quien jugó en la década de los 80'.
Desde Bariloche, llegaron los Old Chots, que en esta ocasión juntaron a dos generaciones, de 40 y 60 años, para esta cita. Su capitán, Luis Schneider, dijo que "el rugby es un sentimiento, es incomparable, no encuentro algo que iguale lo que genera esto, el grupo y no hay otro deporte en donde se vea esto que estamos viviendo, que es el tercer tiempo y esa es la diferencia fundamental, los amigos", aseguró el argentino.
Mientras que para el capitán de los dueños de casa, Patricio Lerou, destacó que la amistad nunca se pierde, a pesar de que por muchos años hayan sido rivales. "El día, la asistencia y la comida, todo es espectacular y a esta edad el rugby hay que disfrutarlo. Lo mejor es compartir con todos los rivales que tuvimos en la cancha, ya que se termina el partido y somos todos amigos", señaló el jugador de Lobos.
Tercer Tiempo
Como es tradición en el rugby, una vez finalizado el tiempo de juego, una buena conversación acompañada de una degustación que abra el apetito, espera a los rugbistas. Esta vez no fue la excepción y mientras se jugaban los partidos, el parrillero asignado preparaba un suculento asado. Además, como buenos anfitriones sureños, los mariscos no podían faltar.