Paradojalmente, los deportes acaso más postergados en nuestro medio, -el ciclismo y el remo-, son los que proporcionan honores y prestigio internacional a Puerto Montt, como ocurrió con la brillante actuación panamericana en México del pedalero puertomontino Édison Bravo, quien conquistó medallas de oro y bronce en el óvalo azteca.
El joven deportista porteño fue recibido por un alborozado grupo de familiares y compañeros de ruta, que lo aclamó y resaltó su hazaña gestada en la palestra mexicana. Él, con sobria humildad, acogió, feliz, las muestras de cariño y -en declaraciones a nuestro Diario- reveló estar disfrutando el momento, pues "no siempre uno puede sentir este orgullo".
Fueron instantes en que el muchacho, gran revelación del ciclismo local y nacional, debe haber recordado los amargos momentos que pasó, cuando estuvo un año y medio (hasta el 2015) sin practicar el deporte que tanto le apasiona. Como él mismo comentó: "Fue una etapa desmotivado, sin recursos para competir, y de lo cual pude salir gracias a la ayuda incondicional de mi familia y de mi novia, que me estimularon a recuperarme hasta alcanzar rendimiento y logros importantes como esta vez". Su gran sueño ahora -"sin bajarme de la bicicleta"- es concurrir a las jornadas que vienen en noviembre de la Copa del Mundo en Europa y buscar los puntos para competir en los Juegos Olímpicos de Tokio en el 2020. Una tarea gigantesca, pero que está decidido a enfrentar y superar.
Sin embargo, este ejemplar ciclista -que ya sabe de triunfos internacionales y a quien aguarda un prometedor futuro- , y aunque usted no lo crea, no tiene sus propios implementos deportivos. La bicicleta es prestada. Todo su material ciclístico es prestado. Y a menudo está careciendo de lo indispensable para competir. Situación que hoy obliga a Édison a pedir la ayuda de los puertomontinos, para adquirir una bicicleta de pista y otros implementos que le faltan.
Es la triste realidad local. Reflejo de un subdesarrollo deportivo nacional, que todavía no se logra erradicar y que relega a Chile a los niveles más bajos del escalafón olímpico. Con voluntad y decisión esto puede y debe cambiar. No más grandes deportistas dependiendo de la caridad de la gente.