En nuestro país las caletas pesqueras de alta diversidad son un reflejo de nuestro extenso y variado litoral. Hay 461 caletas permanentes reconocidas como oficiales y solo 64 de ellas están concesionadas.
No todas son iguales con respecto a condiciones de infraestructura y salubridad, acceso a baños, servicios, puestos de venta, comida y restoranes. De hecho, en muchas de ellas no se puede arrendar ni un bote para un paseo familiar.
En la diversificación de servicios y en el mejoramiento de ellas, con capacitación, apoyo técnico y económico, se hallan las bases para su desarrollo sin perder su identidad y especial cultura.
Si miramos el asunto desde una perspectiva un poco más amplia, nos daremos cuenta que Chile tiene un perímetro costero de 83 mil 500 kilómetros, y que en buena medida depende de la actividad pesquera o acuícola de las algas bentónicas, todo lo que permite presencia humana permanente en muchas de esas áreas. Con el descubrimiento en los años ochenta de peces a mayor profundidad como el congrio, la merluza austral, en la zona sur se generaron centenares de caletas provisorias de plástico. Ello fue una oportunidad para que en su minuto el Estado pudiera aprovechar y ordenar estas localidades que tuviesen servicios y condiciones para ser habitadas en forma permanente. En dos de ellas, el misionero Antonio Ronchi realizó una labor importantísima al generar por vía de obras comunitarias escuelas, pasarelas, radios, estaciones de televisión y embarcaciones. Así surgieron Puerto Gala y Puerto Gaviota.
El proyecto de ley que crea el Instituto de Pesca Artesanal -conocido como Indap pesquero- tendrá una fuerte gravitación, así como la recientemente publicada norma que subsidia el repoblamiento de las algas. Esto permitirá recuperar los diversos ecosistemas tan maltratados en el borde costero de nuestro país.
La ley que actualmente se analiza en el Congreso Nacional ayudará en este proceso de administración y regulación de las caletas. Es importante realizar microzonificación para armonizar las distintas actividades turísticas, conservación, pesca, acuicultura, deportes, servicios, y también el uso terrestre colindante.
Este instrumento tiene que ser vinculante y participativo, de manera que equitativamente todos los actores puedan hacerse parte de la revitalización y desarrollo de las caletas.
Senador de la República.
Antonio Horvath Kiss.