Estos días celebratorios del cumpleaños de la Patria han traído una sorpresa-regalo muy especial para los puertomontinos: la nueva gran Cruz en Tenglo, que será inaugurada hoy sábado, al mediodía, ante las autoridades locales y la comunidad, que están invitadas a la ceremonia en la cumbre de la puntilla de la vecina isla.
Gracias a la iniciativa y esfuerzo ejemplar de generosas entidades y personas, entre ellas Armasur, la Municipalidad, el Arzobispado y la Armada, se logró financiar el costo (50 millones de pesos) de la reconstrucción de este patrimonio y símbolo cristiano de Puerto Montt, cuyo avanzado deterioro fue la principal motivación de la campaña y trabajos, que han culminado felizmente. Un anhelo de muchos, particularmente de los turistas que se emocionaban con la figura de la cruz y que en el último tiempo extrañaban que no se iluminara por las noches.
Ese ícono religioso, que se estrena hoy, es estructuralmente superior al antiguo y su luminosidad nocturna -según anuncian- es más potente y esplendorosa. Lo que aportará un atractivo único a esta capital regional, que aspira a acoger con mucho cariño y espiritualidad a sus visitantes, al igual que a quienes la habitan.
Al contrario de lo que se pudiera creer, la cruz, como la de Tenglo, no es sinónimo de amargura, pesadumbre, desaliento, una vida gris. Todo lo contrario, para el cristiano es un símbolo de amor, de compromiso, de entrega, de misericordia, de esperanza. Porque Cristo, al morir en ella, salvó a la humanidad del mal. Y -al resucitar- probó que después de esta vida terrenal -para todo ser humano- existe la opción de resucitar también a la felicidad eterna en la Casa del Padre.
¡Qué mejor que recibir las Fiestas Patrias con un patrimonio nuestro rescatado del ocaso como el que desde ahora se yergue en Tenglo! Y que no solamente refleja mística y los grandes valores del espíritu, sino que también es un llamado de atención, para que no olvidemos las evidentes potencialidades que tiene la hermosa isla vecina para sumarse al desarrollo turístico de Puerto Montt. Junto con emplazarse como un potente faro, que inspira e ilumina la vocación de progreso y fe en el porvenir de los puertomontinos.