Cada vez que el remo de Puerto Montt -no obstante la escualidez de sus recursos y de las promesas de apoyo incumplidas- obtiene notables resultados en pistas acuáticas internacionales -como recientemente en el Mundial Máster de Copenhague, Dinamarca-, más que prestigio para la capital regional, aquellos logros emergen como una suerte de clamor del deporte de la boga local, como diciendo: ¡aquí estoy!... ¡existo!... ¡tómenme en cuenta!... Que no todo debe ser acaparado por disciplinas como el fútbol y el básquetbol, para los cuales no faltan las grandes inversiones en infraestructura.
También, hay otras expresiones de la cultura física como el Remo. Que debería ocupar un sitial especial en el desarrollo deportivo de un puerto, como el de Puerto Montt, que, estratégicamente, es el más importante de la Patagonia sudamericana y que, por lo tanto, debería ser una gran potencia en los deportes náuticos. Más todavía, disponiendo de una de las radas más calmas y hermosas del país y el cono sur. Y con un escenario, para la competencia y preparación, tan único e ideal como lo es el canal de Tenglo, entre la gran isla y la costa puertomontina.
Esta vez, a base de corazón, sacrificio y condiciones naturales, Puerto Montt -por medio de estos bogadores del Club Estrella Blanca- sobresalió en el plano global en este deporte acuático, gracias a la dedicación y coraje de estos muchachos: Dieter Bartsch, primer lugar en single; en el bote de ocho remeros, en la modalidad mixta, también primeros; María José Orellana, segunda en single; Luis Opazo y Hernán Aravena, en el doble par, segundo puesto.
Una notable actuación como ésta, junto a otras anteriores, no hace más que justificar la concreción del inveterado proyecto de habilitación del complejo náutico o Casa de Botes, que tanto necesita la disciplina del remo para desarrollarse y definitivamente despegar como el deporte más representativo de Puerto Montt y su marítima vocación. Es más de medio siglo de espera para que ello suceda. Desde 1962, cuando se demolió la casa de botes original en Angelmó, por remodelación del lugar, que los cultores del remo aguardan esa base, desde la cual edificar un Puerto Montt consecuente con el mar que lo rodea.