Desde hoy, rige la ordenanza municipal que velará por la correcta tenencia ciudadana responsable de los animales albergados en las casas, incluyendo a los considerados como mascotas. Normativa, con ocho capítulos y 41 artículos, de la cual se espera un aporte decisivo a la erradicación de los perros callejeros, que tanto perturban la higiene y el orden público, así como también perjudican la presentación turística de una ciudad que progresa basada en ese pilar de desarrollo.
Esta noticia ha sido muy bien recibida por la población porteña, particularmente en los vastos sectores populares de Mirasol y Alerce, donde abundan los canes en condiciones de desamparo deambulando por todas partes. Qué duda cabe que normas de este tipo son para aplaudir en su espíritu, donde prevalece la necesidad de dar cumplimiento al respeto por los animales.
La comunidad, y particularmente las organizaciones animalistas locales, han depositado todas sus esperanzas en un eficaz funcionamiento de esta ordenanza. En el sentido que sea respetada y un fuerte acicate para actuar más a conciencia en la mantención de los animales domésticos y regalones. Vale decir, conservarlos debidamente alimentados, en condiciones higiénicas, no tenerlos atados, sanos y sin echarlos a la calle. La fiscalización del cumplimiento de este instructivo correrá por cuenta de Carabineros e inspectores municipales. Y las sanciones a los infractores de la ordenanza oscilarán entre los 0,5 y 5 unidades tributarias mensuales, equivalente a $22.999 y $229.995 respectivamente. Lo que más anhelan los animalistas es que se ejerza con firmeza la aplicación de esta normativa de parte de los fiscalizadores. Sobre todo, cuando se trata de casos emblemáticos como el de los perros amarrados en áreas residenciales, los que sobreviven en las calles teniendo amos y el abandono de canes en los sectores rurales. Adjuntan la aspiración de que los procedimientos judiciales sean expeditos y corroborativos de las facultades que ahora tiene la sociedad. Sin duda es de esperar que las sanciones sean las mínimas, teniendo en cuenta que el positivo deseo del Concejo Municipal en construir esta reglamentación es desincentivar el maltrato. La tenencia de animales dejó de ser un capricho. Es una responsabilidad más.