Si hay organizaciones que le hacen el bien a la ciudad y sus habitantes, esas no son otras que las instituciones animalistas existentes en Puerto Montt, las cuales -con su abnegado y generoso trabajo-, junto con aminorar el padecimiento y abandono de sus protegidos, son un gran aporte para impedir que el fenómeno de los perros callejeros pase a transformarse en una lacra incontrolable, que afecte el orden y tranquilidad ciudadana.
Con equipamientos artesanales, limitados en recursos, en espacios reducidos, agrupaciones locales de buena voluntad y gran corazón como Albergando un Amigo, Uniendo Huellas, Fundación Suska, Frada Rescates y Albergue Adán, se esfuerzan por cobijar a aquellos animales que ya nadie quiere e irresponsablemente han dejado a su suerte en distintos sectores urbanos. Sin medios suficientes ni ingresos económicos, estos nobles voluntarios dependen de la solidaridad de la gente, para alimentar a perros y hasta gatos rescatados de las calles, brindarles atención veterinaria, guarecerlos de la intemperie, procurando su esterilización para que no se multipliquen. Y, luego, cuando ya están recuperados, hacer campañas para que sean adoptados por familias que garanticen que no serán de nuevo dejados en condición de desamparo.
Una de las formas de allegar algunos dineros para financiar el cuidado de los animales, particularmente para su alimentación, que tienen estas entidades animalistas y rescatistas, es la periódica organización de beneficios o baratillos, como el que se verificará el próximo sábado 3 de septiembre -entre las 11.30 y 18.30 horas- en la sede social de Población Modelo, en Balmaceda con Santa María, en pleno centro de la ciudad. Habrá variedad de cosas interesantes y baratas para el público, que, a la vez, colaborará con la humanitaria causa animalista.
Al reconocer también el importante aporte municipal, con su centro de esterilización de perros y gatos, y la vigencia de la ordenanza pro animal, es oportuno reiterar el imperativo de habilitar a Puerto Montt de un adecuado y bien equipado canil. Donde atender eficientemente las emergencias de una realidad, que ocupará su tiempo para profundizar la cultura de la tenencia responsable de las mascotas.