El gran desafío puertomontino es ahora hacer revivir en plenitud a la histórica caleta de Angelmó como en sus mejores tiempos, particularmente como el gran epicentro de la cultura gastronómica de la zona sur austral del territorio. Y en medio del resplandor de un paraje marítimo-insular único, que levanta el espíritu e invita a querer y cuidar la naturaleza como el más preciado tesoro.
Después de los aciagos capítulos de la Marea Roja y el bloom de las algas, que por largas semanas contaminaron nuestro litoral, dañando seriamente la estabilidad económica y sustento de la gente que se gana la vida con la productividad del mar y el cultivo del salmón, el flagelo se acaba y se redoblan los esfuerzos por recobrar la normalidad en los servicios gastronómicos y de alimentos a la población. Como lo están haciendo los locatarios de Angelmó, que se esmeran en brindar lo mejor a los visitantes, que han vuelto a confiar en la calidad de sus ofertas y en su acostumbrada hospitalidad. Tarea en la que ellos destacan la vital colaboración del Servicio de Cooperación Técnica (Sercotec) y el Gobierno Regional, junto al apoyo municipal, de la Cámara de Comercio y de la Agrupación Gastronómica de Llanquihue.
Con esa mística, hoy sábado, poco antes del mediodía, se realizará la segunda versión del ciclo "Viva Angelmó: sabores y patrimonio del sur", organizada por el Sindicato de Comerciantes de ese típico rincón marino. Y que se caracterizará por el cocinar de platos tradicionales, como el cancato, en el mismo lugar junto a los comensales, mientras grupos folclóricos dan vida a las herencias musicales propias de la región, junto a concursos de cueca. Algo así como un anticipo preparatorio de las cercanas Fiestas Patrias. Y todo ello en medio de la particular fragancia que emana del mar y de los vaporosos platos marineros que deleitan el paladar de las visitas.
Si bien es cierto que ya no están en las playas de Angelmó las simbólicas lanchas chilotas que tanto la adornaban, no ha perdido, sin embargo, vigencia plena el espíritu, simpatía y esmero tan genuinos de la gente de mar que la habita. Y que no anhela otra cosa que la caleta siga siendo la esencia de Puerto Montt y el principal atractivo gastronómico del país.