Qué duda cabe. Ha sido un año difícil para la economía de nuestra zona. La floración de algas, y la Marea Roja, sumada a la desaceleración nacional, y el alza en el desempleo por la crisis de confianza han puesto a prueba a los empresarios, las autoridades, y la comunidad.
En los últimos 30 años, la industria salmonera se ha convertido en el principal motor de esta región. Por eso, en los últimos días, hemos hecho un llamado público a sus representantes para ser autocríticos, y comunicar las medidas que van a adoptar para su recuperación.
No creemos que sea justo culpar de todo a esta industria, que además creemos es necesario cuidar. Sin embargo, notamos que algo ha faltado en los últimos años en sus políticas de responsabilidad social, en su conexión con la comunidad, que hoy les ve como sus enemigas, a pesar de que estas empresas constituyen el principal motor de la economía de la región y de esta ciudad, y han creado miles de fuentes de empleo. Han pasado demasiados meses desde el inicio de la crisis, y aún no vemos que las empresas salmoneras anuncien medidas claras, que les permitan reactivarse, pero de la mano con políticas claras de cuidado del medioambiente, y con acciones que permitan el crecimiento económico de las empresas salmoneras, con sus trabajadores, y con la comunidad en la que están insertas.
Por ser el "sueldo" de nuestra región, urge que la industria salmonera pueda recuperarse y volver a la normalidad lo antes posible. Esta crisis no solo ha dejado a miles de personas sin su fuente laboral, sino además, ha afectado de forma indirecta a cientos de pequeñas empresas de la región, generando daños que aún no pueden ser dimensionados. Hoy las PyMEs, especialmente las relacionadas directamente con la actividad salmonera, se están viendo afectadas en sus flujos de caja debido a que las empresas están pagando con plazos superiores a los 60 días. Los que pueden, recurren a la banca, pero a costos muy altos. Las pequeñas y medianas empresas no tienen como financiar la operación de las grandes empresas, por lo que no descartamos que se pueda producir un efecto dominó que cause mayor cesantía e incluso cierres de locales de pequeñas empresas asociadas al rubro, si esta situación se sostiene en el tiempo, ya que existe una baja en las ventas, de un 20% en el comercio general, y superior al 50% en los locales especializados con esta industria.
Las Pymes son pujantes y optimistas, y estamos dispuestos a trabajar para capear este temporal. Pero sobre todo, hoy se necesita una respuesta de Salmón Chile, y también de las grandes empresas que abandonaron este gremio. Nuestra región depende económicamente de esta industria, por lo que se requiere que sus encargados entiendan esa responsabilidad, y proyecten la recuperación del sector, pero con políticas sociales y medioambientales que le hagan sustentable en el tiempo, y le conecten positivamente con la comunidad, que hoy castiga socialmente a esta actividad.
Carlos Stange Bravo
Presidente Directorio Cámara de Comercio, Industria y Turismo de Puerto Montt