Puerto Montt no puede darse el lujo de dejar -por negligente voluntad- que se vaya debilitando cada vez más su comercio tradicional en sus históricos sectores de tráfico urbano, como son Varas, Egaña y Presidente Ibáñez, absorbido por la irrupción de los grandes centros de comercialización y sus ventajas de confortabilidad y atractivos.
No hay duda que la competencia es clave para superarse y progresar. Pero, en este caso, no es apreciable esa disputa por ofrecer un servicio más óptimo y en un escenario más amable. Mientras uno de los protagonistas no hace más que surgir, en la otra esquina parece no haber más que un deprimido rival, que poco y nada hace -o no puede- para encender ese competir que catapulta al desarrollo, aportando trabajo, progreso y bienestar.
En ese contexto, es primordial que se concreten los esperanzados esfuerzos de la Cámara de Comercio, Industria y Turismo de Puerto Montt, por aglutinar y animar a los comerciantes a un fuerte impulso y despegue en las tareas de cada uno, con la finalidad de revitalizar sus ofertas y servicios a la habitual población flotante -residentes y visitantes- que circula por el casco patrimonial de la capital regional.
Sin embargo, hay que reconocer que esas buenas intenciones solamente prosperarán en la medida que se produzca una instancia de solidaria relación entre los comerciantes históricos, las autoridades estatales, el municipio y las policías. Mancomunidad que, sin duda, significaría avanzar a paso seguro en el logro de las obras que son indispensables para rehabilitar el comercio tradicional y con ello contribuir a la calidad turística de Puerto Montt. Hacia ello convergen, entre otros, proyectos como el Bulevar de calle Varas, el soterramiento del cableado aéreo, la ampliación, mejoramiento, aseo y ornato de aceras y calzadas céntricas, además de la erradicación de las ventas ambulantes y el indispensable resguardo policial. Todo lo cual significará mayor tranquilidad, agrado, confort y seguridad, para un público que, por ahora, sólo aprecia deterioro, poco aseo, desorden y un ambiente ahuyentador en su recorrido por el viejo comercio. El mismo que es el que tiene que despertar, unirse y dar la batalla en todos los frentes.