La gran finalísima que dirimen hoy en Estados Unidos, por la Copa América, las selecciones de Chile y Argentina debe ser una de las más resonantes de los últimos tiempos y la que ha despertado más expectación en la fanaticada futbolera en el plano mundial.
No dejamos de reconocer que estas magnas justas del más popular de los deportes, -que concitan interés global, porque pueden observarse en primera fila y en familia, gracias a los adelantos tecnológicos comunicacionales imperantes-, promueven la unidad, la convivencia, la posibilidad de compartir una sana diversión, identificándose con la campaña de sus futbolistas que lo dan todo en la palestra por el prestigio de su país.
Destaca, asimismo, esta vez, el gesto del magnate y filántropo chileno Leonardo Farkas, quien invitó a Estados Unidos a 20 niños de bajos recursos a ver la final Argentina-Chile en un palco privado del estadio, además de obsequiar 20 mil banderas chilenas y 20 mil gorros para los hinchas que llegarán a alentar a La Roja en la esperada definición.
El consabido poderío del fútbol transandino de otrora, que solía "pasearse" en las justas continentales, hoy ya no es el mismo, le cuesta rendir y parece ceder terreno al empoderamiento futbolístico de otros países, que -como Chile- irrumpen inspirados, valerosos, confiados y rebosantes de personalidad y fe en sus capacidades y virtudes deportivas. A lo que añaden roce internacional y una trayectoria de fraterna conjunción. Potencial que se demostró con la conquista del copón americano hace un año en nuestro país. Y que, de nuevo, emerge ahora -y con mayor fuerza- en la magna justa en terruño estadounidense. Donde ha surgido una impresionante "máquina roja" que no se achica ante nadie, luego de aniquilar los resabios de inseguridad y complejos de antaño, logrando desplegar un admirable talento individual y de equipo que, por fin, fructifica y asombra. Marcando, acaso, una nueva era en el balompié sudamericano.
La de esta tarde, sin duda, será una definición americana histórica.
Con dos protagonistas que se merecen y que se brindarán a fondo en procura de la hegemonía futbolística continental.