Músicos de calle
Como todos sabemos, en todas partes del mundo, existen los artistas callejeros, lo que es muy positivo y enriquecedor, pero mientras sea regulado de manera racional e inteligente.
La ciudad de Puerto Montt, por supuesto, no está ajena a este fenómeno; pero, ocurre que está habiendo un abuso con los parlantes ocupados por algunos de estos artistas, que los manejan a volúmenes propios de un acto masivo, haciendo imposible mantener una conversación dentro de un importante perímetro.
Creo fundamental apoyar al artista callejero, dándole una oportunidad para ejercer su rol, pero antes de eso las autoridades deben primero cerciorarse de la calidad del artista, y después permitirle su función en lugares específicos y sobre todo a un volumen moderado para que quien esté interesado, pueda disfrutarlo, pero quien no, pueda seguir con su rutina normal.
También hay que entender que cuando esto no se respeta, en el entorno cercano a estos verdaderos conciertos, hay personas que trabajan en sus oficinas o locales, y que tienen el derecho a estar en un lugar en que no estén obligados a escuchar por horas y horas algo que tal vez no quieran escuchar.
En resumen, compatibilizar el apoyo al arte, con el derecho a cierta tranquilidad y armonía en espacios que son públicos.
Aprovecho de felicitar a los jóvenes que se están perfeccionando en instrumentos musicales clásicos, como violín y otros, y que justamente a veces los podemos ver en las calles tocando agradables melodías.
DENIS IVÁN SMITH BRAUNING.
Médicos y lucro
Son un desacierto tremendo los comentarios del senador Alejandro Navarro del pasado viernes, al generalizar que los médicos chilenos estudian con el fin de lucrar.
Sin discutir cuál de ambas labores está más al servicio público (senador que sesiona si es que dos veces por semana, o un médico que hace turnos de 24 hasta 36 horas); existen buenos o malos profesionales, y eso se da en todo ámbito: hay buenos y malos ingenieros, buenos y malos abogados, hay políticos éticos y otros (la gran mayoría) demagogos.
Lo mismo ocurre con los médicos de cualquier nacionalidad: hay médicos que tienen un trato humanizado y otros que no.
Si seguimos el razonamiento del senador Navarro, podemos suponer su opinión respecto de Michelle Bachelet (médico chileno).
Su cargo de senador implica no sólo hacer bien su trabajo en pos de nuestro país, sino también hacerse responsable de sus actos. Insultó a medio Chile, gratuitamente, sin fundamento plausible.
Debe disculparse a nivel nacional.
El senador es humano como todos nosotros y puede equivocarse, y la humildad en reconocer su error indicará si es de los políticos éticos o uno más de la mayoría.
ANDRÉS FINSCHI PEÑALOZA
Justicia a un profesor
En el Liceo de Castro se desempeñó por años un legendario profesor de Matemáticas y Física, don Juan Sarrat, llegado desde la madre patria y avecindado definitivamente en Castro. Recuerdo que este profesor destacaba por su erudición pedagógica y condiciones humanas.
En lo personal, soy su eterno agradecido, pues cuando hube de rendir examen para ingresar a primero de humanidades, por allá por el lejano año 1959, tal vez compadeciéndose de mi aspecto de desconcertado niño de campo, tuve generosas palabras de estímulo de su parte que me permitieron superar con éxito el decisivo trance, siendo aquel el momento de inflexión en mi vida que en definitiva me permitió culminar con éxito una carrera universitaria; pues de no haber ingresado precisamente ese año a primero de humanidades, no habría combinado cronológicamente con otros azares posteriores favorables.
En mis tiempos de estudiante, los liceos no tenían nombres especiales. Sólo se llamaban liceos fiscales o, a lo más, liceos de hombres o liceos de niñas, siendo costumbre muy posterior ponerles nombres especiales, los que han resultado algunas veces atinados y otras no tanto, apareciendo en estos últimos casos muchos forzados o derechamente inadecuados.
Propongo que el Liceo de Castro, que actualmente lleva el nombre de un marino, y no de un profesor, y que es de Curaco de Vélez (donde también hay Liceo), y no de Castro, lleve en justicia y adecuadamente el nombre de don Juan Sarrat.
Modesta proposición, que aunque no sea oída, sirva a lo menos de agradecimiento de mi parte, pues desde mi personal punto de vista el liceo de Castro siempre ha sido Liceo Juan Sarrat.
JUAN SOTO QUIROZ.