El efecto directo de la Marea Roja sobre la pesquería artesanal y el cultivo de mitilidos, así como su efecto indirecto sobre actividades del comercio y turismo, ha generado un fuerte impacto social y económico, que esperamos superar con la ejecución de los acuerdos alcanzados con las diversas organizaciones que representan al movimiento social surgido de la emergencia. A menos de dos semanas de firmados estos documentos, durante la pasada semana se efectuaron las 3 primeras reuniones de avance en esta materia. En las comunas de Calbuco, Chonchi y Ancud, dirigentes y autoridades suscriptoras, analizaron la marcha de las acciones específicas derivadas de los acuerdos, discutiendo acciones complementarias o ajustes, donde fue necesario. Las conversaciones transcurrieron en un clima de respeto y franco intercambio de opiniones. Sin duda, un primer paso para superar la emergencia en un clima de confianza indispensable.

Sin embargo, hay otros dos aspectos de confianza que son fundamentales. El primero se refiere a dar respuesta científica e independiente a una legítima preocupación de la comunidad sobre el origen del problema. La tarea se le encomendó a un equipo del más alto nivel, que ya está en pleno trabajo y cuyos resultados serán púbicos. El segundo, se relaciona con la demanda de los productos y servicios de los territorios afectados por la marea roja, considerando que ha habido en la región y otros lugares del país, una fuerte caída en el consumo de productos del mar, que no sólo incluye a las especies filtradoras que concentran las toxinas, sino que se ha extendido a otras especies que no constituyen riesgo como peces, crustáceos y moluscos no filtradores, y equinodermos, que han traído serias consecuencias para puntos de venta, cocinerías y restaurantes especializados. La industria acuícola debió paralizar cosechas y procesamiento de materia prima, disminuyendo sus ventas y poniendo en riesgo sus mercados. Además, se ha evidenciado cancelación de visitas de turistas que tenían Chiloé como próximo destino, afectando a establecimientos turísticos. Por tanto, hay también un importante desafío para recuperar la confianza de los clientes, informándolos adecuada e intensivamente que no hay riesgo para que consuman los productos y realicen sus visitas, permitiendo la reactivación económica que es requerida con urgencia. A las actividades masivas de consumo de pescados y otras especies efectuadas en la región, deberemos sumar campañas de información y promoción.

Director Regional Corfo - Los lagos.

Adolfo Alvial Muñoz.

La reciente tragedia de la penosa pérdida de la vida de una niña en un incendio en el sector de Lagunitas, insta en la comunidad a redoblar una actitud precavida y de autocuidado, con la llegada de la temporada invernal, que en esta zona se caracteriza por las bajas temperaturas y una rigurosa inestabilidad climática.

Es un período en el que se intensifica el uso de elementos calefactores, tanto eléctricos como a leña y carbón. Lo que implica, como consecuencia, emplearlos con el mayor cuidado posible, manteniéndolos también en las mejores condiciones y siempre en vigilancia. Y, sobre todo, cuando se trata de las estufas a leña, es prioritario asear los caños o chimeneas semanalmente o cada quince días, para que los ollines acumulados no se inflamen y provoquen siniestros de graves consecuencias, como los que lamentablemente suelen ocurrir bastante seguido en nuestro medio y con resultado de destrucción de bienes y, lo que es más grave, con pérdidas de valiosas vidas de seres muy queridos.

Otras recomendaciones, en las que insiste el Cuerpo de Bomberos, además del tratamiento responsable de la calefacción y cocción de los alimentos, se refiere al secado de las ropas lejos de las fuentes de calor o a una distancia lo suficientemente prudente. Y, particularmente, en el caso de los calentadores, mantenerlos a la vista y asegurados de que no representan un riesgo de incendio. Y siempre velando porque los niños no se encuentren rondando cerca de ellos.

Otra situación que no deja de llamar la atención son las repudiables actitudes de violencia y agresión, que se suelen manifestar en contra de Bomberos cuando estos concurren a los focos de incendios y, por circunstancias de fuerza mayor, no llegan a tiempo. Esos ataques -a menudo a pedradas a los voluntarios y a sus equipos-, de graves consecuencias, no se justifican de manera alguna. Más todavía cuando, -según la razón de ser bomberil-, la gran misión que los mueve, sin recibir nada a cambio, es proteger las vidas y bienes de la población; incluso, exponiendo las propias y su integridad, con tal de cumplir ese deber que se han impuesto -de manera generosa y voluntaria- al servicio del prójimo.

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