Ahora que se acerca la temporada invernal, tan rigurosa con sus fríos, lluvias y temporales, es cuando más conmueve y duele la existencia de la miseria y desamparo social en nuestro país, que sólo en el caso de la Región de Los Lagos afecta a más de 67 mil personas que padecen situación de pobreza, tanto monetaria como de otras carencias.
Por eso es que la humanitaria obra del Hogar de Cristo, legada por el santo sacerdote Alberto Hurtado, no cesa de agitarse y de batallar para que esos sufridos compatriotas puedan alcanzar también una existencia digna, respetable y promisoria.
Tras ese noble objetivo, -y tan urgente de acometer-, esta solidaria institución ha emprendido una nueva campaña en procura de más socios, que esta vez avanza bajo el lema "Enójate, Involúcrate". Lo que significa transformar el enojo y malestar, -que causa saber que no se logre todavía erradicar esa peor lacra social que es la pobreza-, en un vigoroso ímpetu para integrarse a las filas del Hogar de Cristo, colaborando para que la tarea de auxilio que presta a los más desvalidos, sea cada vez más amplia y eficaz.
Por eso es que la campaña de este año espera comprometer a unos 50 mil nuevos socios en el plano nacional, para que se involucren en la causa de construir un Chile más digno y justo, como lo recalcase en su carta, en este mismo Diario, Edson Sobarzo, director ejecutivo de la Sede Los Ríos y Los Lagos. Una ayuda que cada vez resulta más indispensable, sobre todo para ir materializando los proyectos de infraestructura, -como la nueva hospedería que se construirá en Puerto Montt-, y los tantos programas sociales que se llevan adelante a lo largo de todo Chile, donde se acogen más de 37 mil personas, de toda edad, vulnerables y sus familias.
Las puertas del Hogar de Cristo, en Puerto Montt y el país, están abiertas para recibir a nuevos voluntarios y socios colaboradores. Gente generosa, capaz de convertir la indiferencia frente al que sufre o la ira por las inequidades sociales, en una poderosa fuerza constructiva. Que socorre ahora, sin vacilaciones. Movida por la caridad y el amor al prójimo desamparado. Consciente de que no hay lacra que se resista al incontrarrestable poder de la unidad solidaria.