Los cara sucia de don Erwin
Ni el más acérrimo fanático del Albiverde hubiese vaticinado lo que hoy se están jugando los "Hijos del Temporal". Un equipo recién ascendido de la Segunda División Profesional (una categoría inventada para impedir la desaparición de los clubes) está ad portas de lograr una verdadera hazaña. Deportes Puerto Montt ha debido ingeniárselas para armar un plantel con un esmirriado presupuesto y cargado de jugadores en busca de segundas, terceras o cuartas oportunidades en el fútbol profesional y puede en una semana llegar a la principal categoría del balompié nacional.
No nos engañemos. Los Delfines llegaron a la Primera B con la cargada y perentoria mochila al tener que pagar la cuota de incorporación a la categoría (esa misma que hoy hace devanar los sesos a los dirigentes de Deportes Valdivia). Claro, no la pagaron, pero hipotecaron los recursos que le debían llegar por las platas del CDF.
¿Para qué recordar todo esto? Para señalar que en la interna del club se estaba claro que se había armado un plantel para la presente temporada con la sola misión de mantener la categoría. Sólo una persona pensaba distinto: el técnico Erwin Durán Santander mantenía un discurso que parecía fuera de lugar. Casi como un lugar común de ese que los estrategas muchas veces abusan. Poco a poco, los resultados fueron marcando a un equipo que pasó de ser un cuadro que "sacaba buenos resultados fuera de casa" a un elenco "muy fuerte en el Chinquihue". No hay que olvidar que en el Torneo de Apertura prácticamente se perdió la localía al tener que jugar como dueño de casa en Osorno. Y eso fue mucha ventaja.
Hoy las cosas están para soñar. Esta pléyade de jugadores han dado que hablar. Muchos han venido en busca de su opción para tener una continuidad en el profesionalismo y otros recién están saliendo del anonimato deportivo criollo, cuando ya no son pocos los que están posando sus ojos en estos "cara sucia". Los "cara sucia de don Erwin", quien creyó en ellos y los convenció de lo mismo que a la hinchada y los escépticos de siempre, como este propio columnista.
Hoy no hay hincha porteño que no crea en la posibilidad de lograr el ascenso a la Primera A. Quedaron atrás Rangers e Iberia en un inexpugnable Chinquihue. Hoy el rival es Everton, pero las muestras de fortaleza mental y deseos de gloria ya son parte de estos muchachos. De un Jonattan Núñez que se ha lesionado dos veces de la planta del pie y, sin embargo, igual ha querido ser parte de esta lucha. Lo mismo con Servín, Castillo, Martínez, Díaz, Alvarado, Narváez y varios otros que han sacrificado su físico en pos de un objetivo que es mayor.
Los tantos y variados problemas del plantel y cuerpo técnico han sido un verdadero acicate, una motivación extra en busca de llevar al equipo de la ciudad a la Primera División del fútbol profesional chileno. Alguien dirá: "Estos muchachos no han ganado nada". Una tremenda falacia: Han ganado mucho, le han ganado al desprecio de la televisión oficial que nunca les transmitió un encuentro en toda la temporada regular, le han ganado a la desconfianza de los medios locales (entre ellos, nosotros mismos) y le han ganado a la desidia de autoridades que no entendían de la importancia de jugar como #LocalesenChinquihue en esta definición.
Hoy la ambición se desató. Ellos y sus familias y los hinchas del Albiverde tienen derecho a soñar.
Periodista
"Positiva
Deportes"
Gonzalo
Canales Serón