El caso de la intervención constructiva, respondiendo a un proyecto habitacional, en el humedal existente en la zona de Jardín Oriente en la cuarta terraza de Puerto Montt, trae a vigente colación el trascendental tema del cuidado del medio ambiente y sus creaturas, que tanto preocupa en el plano global, frente a la desbocada contaminación ecológica imperante y cuya amenaza se torna cada vez más peligrosa para la subsistencia humana.
De igual manera, este inminente atentado destructivo del ecosistema en una de los sectores importantes de la capital regional, pone en el tapete de la contingencia local la enorme importancia que tiene el desarrollo -en la más plena armonía- desde el punto de vista del crecimiento urbano y la protección de la biodiversidad. En otras palabras, avanzar como ciudad en habitantes, envergadura y modernidad, sin vulnerar la integridad medioambiental, que es imprescindible para vivir debidamente oxigenados y libres de contaminantes.
Es primordial que haya un equilibrio urbano en este aspecto. Poblando y equipando, sin arrasar con los espacios de relevancia ecológica -como ocurriría con el humedal en cuestión- u otras áreas verdes. Más todavía si se trata de ciudades que, como Puerto Montt, están alarmantemente carentes de pulmones naturales, como parques y otros emplazamientos semejantes. Un clamor ciudadano que, al respecto, se viene escuchando en la capital regional desde hace muchos años. Y que esta vez se agravaría con la eliminación del ecosistema que purifica el ambiente de las altas terrazas de la ciudad y preserva una rica fauna autóctona, donde resalta la "rana grande chilena", considerada en el mundo científico especie en extinción y "fósil viviente".
No hay que olvidar que en nuestro país el Ministerio del Medio Ambiente prioriza la educación ambiental para generar conciencia y cambios de conducta orientados a una convivencia armónica entre el desarrollo social, progreso económico y resguardo medioambiental. Mientras que en el plano global, se ha escuchado -potente- la voz del Papa Francisco, llamando a "cuidar la casa común y la Creación recibida como un don que hay que cultivar y proteger para las generaciones futuras".