Para nadie constituye un misterio que la llegada de Leonardo de la Prida, como intendente regional hace ya casi siete meses, no dejó indiferente al mundo político. Y no fuimos pocos -entre los que honestamente me incluyo- que pensamos entonces que la nominación como máxima autoridad regional de alguien alejado de la esfera política, era un error; que provocaría más problemas que augurios de desarrollo para nuestra zona.

Pero que felicidad, provoca a veces equivocarse en temas tan sensibles como éste. Sin desconocer que jamás "una buena luna de miel es la primavera garantizada a perpetuidad", y que el día de mañana podamos discrepar en algunas materias. No puedo dejar de señalar que sus siete meses han sido de trabajo, de diálogo, de respeto y de un incansable esfuerzo porque unidos- dejando de lado las pequeñeces-trabajemos por el bien de nuestra querida Región de Los Lagos.

Nadie podrá desconocer en De La Prida, el permanente apego a lo que la Presidenta ha solicitado a sus autoridades. Trabajo permanente por nuestra gente, respeto a nuestros dirigentes sociales; trato amable y deferente con los funcionarios del sistema público. Su franqueza de resaltar lo positivo y de expresar los problemas en aras de mejorarlos; su probidad y su incansable afán de que el Gobierno actúe con absoluta transparencia.

Ejemplo de ello es que ha enviado un contundente mensaje a que nuestras autoridades regionales -inclusive- eviten los pasos por Bariloche cuando se tenga que ir a trabajar a la Provincia de Palena, como una forma de demostrar que no se va a nuestras zonas aisladas de vacaciones, sino a trabajar por nuestra gente. Y aunque algunos aún lo realizan, el mensaje ya está más que claro.

De la Prida se ha ganado el cariño y respeto de buena parte del mundo político porque ha actuado con humildad y con un ánimo permanente de diálogo. No le importa figurar, pues le interesa el trabajo y sus resultados.

Ejemplos de avances hay muchos. En la pesca artesanal vemos con satisfacción cómo se agiliza la bajada de recursos y en la ejecución del Plan Palena ocurre algo similar. En temas de vivienda, OO.PP. y Transporte hemos trabajado de la mano y ya con grandes resultados para nuestra ciudadanía.

El intendente ha dejado de lado las peleas pequeñas que se acostumbran en la política para dedicarse de lleno en el cumplimiento de las metas que el Gobierno de nuestra Presidenta ha trazado. Con su humildad ha demostrado que para ser un buen servidor público, basta el escuchar y dialogar y ha desterrado el mito que para ser bueno en esta actividad, debes tener décadas de militancia. Por nuestra región, de verdad, ¡qué buena noticia!

Fidel Espinoza.

Diputado de la República.

Angelmó es nuestra carta de presentación. Debiera ser nuestro principal orgullo. Pero no lo es. Y como cada verano, volvemos a fijar nuestras miradas en este ícono del turismo regional, producto de las carencias que quedan al desnudo con la llegada masiva de turistas y que ya es tiempo que las tomemos en serio, para transformar esta realidad.

Sólo en la última década, varias autoridades han hablado de intervenir el tradicional mercado, y han surgido múltiples "planes maestros" para dotar a Angelmó de los elementos que hoy adolece. No hay dos opiniones respecto de la necesidad de invertir en una transformación general y no sólo en arreglos menores. Porque lo que requiere este tradicional mercado es una mirada integral, que considere nuevas vías de acceso, estacionamientos, una ornamentación distinta; además por cierto de mejorar los servicios y la oferta que se entrega.

En la actualidad, son pocos los pasajeros de los cruceros que visitan el mercado, y los turistas nacionales o extranjeros que acuden al sector, no se llevan la mejor impresión, porque está sucio, no es cómodo y hasta para sacar plata del único cajero automático del barrio, hay que hacer fila.

Angelmó no puede seguir descansando en su fama, en lo pintoresco de sus instalaciones o en la belleza escénica del Canal de Tenglo. Angelmó debe dar un gran salto hacia la modernización de sus instalaciones, el turismo hoy exige un estándar distinto, y por cierto la experiencia de visitar un lugar tan típico como afamado como este, no se puede dañar por tacos interminables o baños insalubres.

Es tiempo que las autoridades, tanto comunales como sectoriales, aúnen esfuerzos en torno a este gran proyecto de ciudad, que debe ser símbolo del turismo de la Patagonia; y se ocupen en serio de este referente.

La industria del turismo seguirá creciendo y se consolidará como motor de esta región; y por lo mismo, la mirada debe ser de largo plazo y no debe discriminar entre colores políticos o procesos eleccionarios. La historia de Puerto Montt y de la propia caleta, lo merecen.