De nuevo, los incendios forestales se han transformado en la lacra destructiva del verano, aunque con menor intensidad a lo registrado el año pasado en cuanto a la superficie boscosa afectada, daño a viviendas y contaminación ambiental con sus densas humaredas. Preocupante situación que se ha visto estimulada con los días calurosos que ha habido en nuestra zona.
No obstante los esfuerzos preventivos que se han estado realizando, a través de la habilitación de fosas cortafuegos en las zonas rurales propensas a estos siniestros, no ha bastado. Sobre todo, porque en esta oportunidad el foco incendiario ha surgido en un sector diferente, como, por ejemplo, en los aledaños del camino a la localidad de La Colonia, entre el poblado del lugar y el área rural, donde se encuentra emplazado el Parque Urbano Alerce con vegetación nativa. Lo que ha complejizado marcadamente la indispensable tarea de combate de estos incendios forestales, de parte de Bomberos y de Conaf, por cuanto no solamente deben proteger a la gente y sus viviendas en los lugares habitados, sino que al mismo tiempo al centro ecológico allí existente. Realidad que, sin duda, ha dificultado el accionar de las organizaciones de emergencia, debiéndose idear nuevas formas de extinción del fuego para cumplir en los dos frentes.
Junto a las altas temperaturas, que crean un ambiente favorable a estos siniestros, según los lugareños, el origen de ellos podría explicarse en menores que se habría visto jugar con fuego en la zona abrazada por las llamas. Lo que de ser realidad obligaría a los padres de las familias que allí residen a poner una mayor atención en el cuidado de sus hijos.
Considerando que generalmente los veranos sureños sufren de los temidos incendios forestales, favorecidos por la existencia de grandes extensiones cubiertas de matorrales denominados chacay o espinillo -que son de alta combustión-, lo que se impone es concretar un proyecto de eliminación definitiva de este peligroso arbusto. Así como invertir en propuestas que contribuyan a ello, pero dándole un valor agregado, como la del Tecnológico de la Universidad de Los Lagos, que apuesta a la transformación del chacay en briquetas para la calefacción.