Resulta bochornoso, inapropiado y preocupante -para el buen funcionamiento del turismo en Puerto Montt- lo que está aconteciendo con los placenteros recorridos marítimos turísticos que se están haciendo este mes, canal Tenglo adentro hacia las islas aledañas, al verse perturbados por la desordenada e injusta competencia que se ha entablado entre las grandes embarcaciones de pasajeros y las más pequeñas que cumplen esa tarea durante todo el año.
Los boteros del Sindicato de Turismo Canal Tenglo denunciaron a El Llanquihue esta conflictiva situación, que es imperioso evitar que se prolongue e incremente. Las autoridades respectivas deben intervenir y, sobre todo, poner orden, coordinando eficientemente el accionar de las naves pequeñas y grandes en cuanto a horarios de viajes, entre otros. Todo ello con la finalidad de poner definitivo freno las disputas de pasajeros y permitir que todas las embarcaciones cumplan, sin sobresaltos y con la debida normalidad, sus periplos marítimos, pensando siempre que nuestros huéspedes son la prioridad en todo.
Se trata de una problemática no menor. Se expone el prestigio turístico de la capital regional y en uno de sus rubros más importantes, como lo es el relacionado con el mar, que es su genuino sello de identidad e influyente motor económico.
Entonces, particularmente en estos meses de alta afluencia de visitantes, es imperioso optimizar todos los servicios que funcionan en torno a la industria del turismo. Donde, en especial en la temporada veraniega, los viajes por mar de conocimiento de la zona son uno de los atractivos locales más apetecidos por la gente que viene a conocernos, tanto del país como del extranjero.
De manera, que es primordial cuidar con esmero este gran recurso marítimo. Vale decir, que todo lo que se haga en torno a él debe ser criterioso, responsable, productivo y amable. Más todavía si está relacionado con el turismo, que exige el más óptimo servicio y seguridad. Lo que significa la mejor organización posible, basada en la experticia, buena voluntad, hospitalario comportamiento, dedicación y trabajo del personal anfitrión.