Ante mundialización del terror y la esclavitud
"Aún, en el presente, millones de seres humanos viven en condición similar a la esclavitud".
Muchos pueblos han perdido el poder de autogobernarse y el mundo, cada día, es más ingobernable. Como consecuencia de esta masa de violentos, algunos ciudadanos se ven obligados a huir, en busca de otros espacios más pacíficos. La mundialización del terror, como la esclavitud en todas sus formas, es una bochornosa realidad que está ahí, en parte debida al progreso científico y tecnológico, que en lugar de contribuir a mejorar el bienestar de toda la ciudadanía, lo que hace es producir armas cada vez más perfeccionadas, y por ende, más destructivas. Lo mismo sucede con situaciones de sometimiento, verdaderamente humillantes y deshumanizadoras de la persona como tal. Tantas veces debiéramos romper el silencio, cuando menos para que no desconozcamos estos hechos tan crueles, con las consecuencias que ello conlleva y que se perpetúan en el tiempo: exclusión, violación de la dignidad, institucionalización de la desigualdad... Aún, en la actualidad, millones de seres humanos viven en condiciones similares a la esclavitud.
Ciertamente, hoy, cuando el mundo está interconectado como jamás, es cuando más se cierne sobre todo el planeta la amenaza de una guerra mundial capaz de acabar con la humanidad. También se coacciona como jamás, por las calles del mundo y hasta en los espacios cerrados, vulnerando la libertad del individuo con su destrucción. En ocasiones, olvidamos que cualquier relación discriminante, y de avasallamiento, que no respete la convicción de la persona, constituye un delito, y otras veces una violación aberrante. A propósito, Naciones Unidas, acaba de recomendar un conjunto de estrategias para orientar a los Estados y al sector privado en sus esfuerzos por impedir que los terroristas se aprovechen de los medios de comunicación de Internet y sociales para reclutar terroristas e incitar actos terroristas, respetando siempre los derechos humanos y las libertades fundamentales. Y es que, realmente, el panorama actual no puede ser más desolador, en lugar de preocuparnos por un verdadero y humanista desarrollo planetario, extensivo a toda la especie humana, nos hemos deshumanizado totalmente, haciendo que el clima de inseguridad y terror, de comercio humano, se injerte en el corazón de la ciudadanía, cada vez más dividida, lo que dificulta mucho más el poder armonizarse. Esto último, sí que facilitaría poder reencontrarnos cada cual consigo mismo; y, a la vez, poder encontrar, en consecuencia, el ansiado hogar común.
Escritor.
Víctor Corcoba Herrero.