La colusión
La colusión descubierta recientemente en el rubro de los papeles higiénicos y absorbentes representa un dato adicional que hace sospechar lo peor del real estado de nuestra sociedad. Creo que esta superación maloliente de nuestro tejido social llegó en el mejor momento del año, donde los zombis de pacotilla y la veneración popular por nuestros muertos evocan también descomposición y degradación de cuerpos e instituciones que quizás antes significaron algo; pero lo que haya sido ya no lo representan más.
Evocando iconografías religiosas, quizás los papeles higiénicos, los pollos o las farmacias, así como las AFPs e Isapres o los casos de cohecho y coimas al interior del Parlamento y la elusión doméstica diaria en el sistema de transporte público de la capital (entre otros muchos ejemplos), forman parte de nuestro Apocalipsis chilensis. Donde los cuatro jinetes que montan caballos corraleros de la rancia aristocracia criolla y que tienen de rodillas a esta peculiar raza de seres humanos son la desidia, la codicia, el interés y la necesidad.
Sospecho que al anca de alguno de esos jinetes cabalgamos la gran mayoría de los mayores de 18 años en este país.
Resulta interesante constatar que en las carreras de ciencias económicas y de administración de las dos principales universidades del país, desde donde provienen gran parte de los ejecutivos de las empresas chilenas así como gran parte de personeros políticos y de Gobierno que pululan entre el poder Legislativo y el Ejecutivo; no existen ramos obligatorios que aborden temas de Ética. Las pocas horas dedicadas a esas materias, son de carácter optativo y menor.
Ya que el proceso constituyente es una entelequia dudosa pero en boga, propongo que se considere en esa instancia incorporar con rango Constitucional el rol del Estado como garante del sustento ético en la formación familiar y académica de todas las personas nacidas en este fundo maloliente, angosto y estrecho.
MARCELO SAAVEDRA
Humildad y confort
Por algo Martín Lutero, el gran reformador religioso alemán era detestado por la curia: "La humildad de los hipócritas es el más grande y el más altanero de los orgullos", decía.
Me viene a la memoria a propósito de cómo desde la opulencia, con absoluto descaro con los más pobres, robándoles sus pocas monedas a través de sociedades mafiosa de entre gallos y medianoche, ciertos poderosos de todos los sectores: los Matte, los Rossi, los Orpis, los Campagon, políticos, obispos y otros de pronto al ser sorprendidos piden públicamente el perdón con " humildad" por actos anticristianos cometidos por años, de suyo, contra aquellos que no pueden defenderse. Ni hablar del Estado. Mira para otro lado. "Humildad" en mi prosaico entender es un compromiso de vida; es el sentir y hacer de Teresa de Calcuta, de Ghandi. De Grandes. En Chile quizá Clotario Blest, Aylwin con los desaparecidos y pare de contar. Es una vergüenza, una burla, que luego de años de violentar a personas modestas, los mismos malhechores con lágrimas de oropel clamen el perdón por 20 segundos a quienes han esquilmado, queriendo vestirse con la humildad que no conocen.
GASPAR MILLAS DEL RÍO
Mercado democrático
El malestar o la simpatía en las personas dentro una sociedad libre se expresa en su capacidad de elegir. Comprando Scott o los de marca blanca. Lo que Chile pudo testimoniar los días pasados con el caso del cartel de precios fue algo esencial: ¡que el mercado es democracia! Una forma más de reafirmar que la libertad económica es un medio correcto, que no discrimina por orígenes sociales ni étnicos. Es el espacio de opción popular para la gente, individuos en su conjunto puedan votar por qué producto consumir, o bien, elegir otro distinto por su descontento (o por no cumplir sus expectativas) al otorgarle un valor subjetivo. Bastando para que se perfeccionarse este ejercicio democrático, la proscripción de las trabas impositivas y burocráticas que el Estado permanentemente coloca. Para permitir la existencia de muchas más oportunidades a toda la sociedad, con que escogerán aquello que complemente y mejore su calidad de vida. De modo que mientras más libre el mercado sea, más democracia popular existirá. SEBASTIÁN ESPÍNDOLA YÁÑEZ
Qué increíble
No deja de sorprender a la ministra de Justicia amenazar a quienes se encuentran con contratos a honorarios y personal a contrata que son demasiado numerosos en la administración pública simplemente es un descriterio, más aún si viene de quien hace poco lideraba una reforma que buscaba reforzar el poder de los trabajadores frente a la negociación colectiva. Como se suele decir "otra cosa es con guitarra".
OSCAR SOTO FERNÁNDEZ