Continúa incrementándose en la ciudadanía la sensación de acoso, asedio y ataque de parte de la delincuencia y toda clase de malhechores, que día a día y en cualquier lugar emergen para estafar, robar y asaltar, y -ahora-, lo que es mayormente alarmante, para raptar y violar a mujeres, como le acaba de ocurrir a una joven universitaria, quien a plena luz del día y en una céntrica calle de Puerto Montt fue objeto de ese increíble salvaje atentado de parte de uno de estos sicópatas antisociales.
Aun cuando este último repudiable hecho sea reconocido como inusual, cabe considerar que -en nuestro medio local- no se trata del único caso en su tipo acontecido en esta ciudad. Ya antes, en los últimos años, se han conocido algunos actos de ultraje, uno de ellos con resultado de muerte, como el de la docente Paola Vega, en la escalera de la población Manuel Montt. Donde posteriormente hubo otro intento semejante -felizmente fallido- con otra mujer, que logró escapar de su atacante.
La comunidad, -y especialmente los padres y familiares de la estudiante vejada-, anhelan y claman que la intensa labor policial desplegada para aclarar el suceso no cese hasta esclarecerlo y capturar al autor de esa inhumana atrocidad. Y así la justicia intervenga aportando un duro castigo ejemplarizador, que consolide un precedente de férrea reacción social frente a semejante criminosa crueldad reflejada en el rapto y violación de mujeres.
Es natural que tras graves sucesos como el señalado, el temor femenino se acreciente e incluso cunda el miedo hasta para salir a la calle. Situación que, en estas circunstancias, mueve a aconsejar a las mujeres, -entre ellas a las jóvenes estudiantes que deben asistir a clases diariamente-, a desplazarse siempre acompañadas, en grupos, y nunca solas, y en lo posible transitando por las calles más concurridas y siempre alertas.
Lamentablemente, la delincuencia sigue teniendo sitiada a la gente honrada, a la población. Ya no basta con enrejarse, fortificar las casas, instalar cámaras, alarmas y otros dispositivos de seguridad, para no ser víctimas de la delincuencia. Tampoco se puede salir a la calle con tranquilidad, con violadores y asaltantes al acecho.