La Copa del Mundo Sub 17 de Fútbol, sin duda es una gran oportunidad para Puerto Montt. Hace algunos días, destacábamos lo que había hecho el municipio para contagiar a la comunidad con esta fiesta del fútbol, con diversas ornamentaciones y espectáculos artísticos y deportivos. Pero no podemos soslayar lo que está ocurriendo con las canchas en construcción, para los entrenamientos de las delegaciones visitantes, las cuales no sólo deben tener una carpeta sintética a la altura de las circunstancias; sino que además contar con los implementos mínimos de infraestructura, como son los accesos, los baños o las tribunas. Pero a 15 días de la recepción oficial por parte de la Fifa, hay un nivel de retraso difícil de justificar.
Porque a juzgar por la visita inspectiva de los concejales a los recintos que albergarán a las delegaciones del Grupo F de la Copa del Mundo, hay aspectos de fondo aún pendientes. Por ejemplo, la cancha de Estero Lobos presenta sólo el 40% de sus obras de ingeniería terminadas, y lo mismo sucede con la cancha Antonio Varas, que aún no muestra obras civiles.
Porque una cosa es que la obra gruesa se termine en la fecha estipulada, pero otra es la recepción municipal, y aquel trámite tiene tiempos independientes de la urgencia política para cumplir con el compromiso con la Fifa.
Ahora, no deja de ser, al menos, llamativo el proceso de licitación de las obras. Porque al revisarlo, se advierte que en tres de los estadios en cuestión, la fecha de término del contrato es posterior a la realización del Mundial. A saber. 2 de noviembre en el caso de Antonio Varas, 17 de noviembre Estero Lobos, 5 de diciembre Viejos Cracks. En consecuencia, hay aquí un error evidente; que explica el retraso. Además, todo indica que el Secplan licitó tarde las obras, y con posterioridad a ello, según los hechos lo constatan, el municipio se enredó en una negociación, que tardó más de lo debido, con un club de rayuela, para la construcción del recinto de Estero Lobos, por ejemplo.
De manera que la responsabilidad del retraso queda clara; no obstante, cuesta comprender semejante "error de cálculo" en la planificación de un evento de tal envergadura, que estaba planificado desde hace tanto tiempo, y sobre el cual la Fifa es particularmente rigurosa, como para pasar un bochorno que no nos merecemos.