A escasos días de la fecha oficial de celebración de un nuevo aniversario patrio, se ha observado bastante pálido y hasta apático el ambiente puertomontino previo a ese magno acontecimiento anual de festejos libertarios y futuristas nacionales. Como si las gélidas temperaturas climáticas hubieren repercutido también en los ánimos y capacidades de ingenio para sorprender con una bienvenida espectacular a este histórico suceso.
¡Vamos, porteños, a despertar, que se viene el gran cumpleaños de la patria!
Adornemos nuestras calles, casas y el comercio con el emblema tricolor, entre otros símbolos alusivos. Banderitas, escudos, retratos de los patriotas libertarios, cintas blanquiazulrojas, acompañando en las calles de la ciudad y en las vitrinas. Música criolla, sones marciales, para escuchar… En fin, que se note, y mucho, que amamos de verdad a nuestro Chile y que esperamos con ansias integrarnos al advenimiento de su nuevo año de promisoria y soberana existencia.
Ambientemos el fervor, la alegría, el optimismo, en estas jornadas previas.
Y así como la Cámara de Comercio, Industrias y Turismo de esta ciudad ha invitado a sus asociados a ornamentar sus establecimientos, con ocasión de los festejos dieciocheros, se espera que la Ilustre Municipalidad de Puerto Montt convoque también a la comunidad puertomontina a adherirse desde ahora mismo a los preparativos de vísperas de la gran conmemoración. De tal suerte, que esta solidaria y bien inspirada mancomunidad comerciantes-municipio lidere efectivamente estos propósitos. Y así comencemos la patriótica semana engalanados como corresponde a una capital regional e inmersos en un colorido ámbito de sano alborozo, fraterna convivencia y contagiosa fe en el porvenir.
La consigna debe ser que "no se pierda un minuto más en comenzar a vestir a Puerto Montt de aires y atuendos dieciocheros", como tan certeramente lo expresase el presidente de la entidad gremial comercial, Carlos Stange, plenamente consciente de que el amor a Chile no solamente hay que sentirlo, sino también exteriorizarlo de manera concreta y apasionada.