Reconforta sobremanera comprobarlo y constituye el mejor ejemplo para trabajar -entusiastamente unidos- por una buena causa, lo que en este caso significa impulsar la protección de un bien patrimonial, que involucra esencias de nuestra historia de identidad a través de la fe religiosa y de las proyecciones de atractivo y progreso mediante el desarrollo del turismo.
Tal es el sentido del proyecto de recuperación de la cruz y santuario de la isla Tenglo, cuyo avanzado estado de deterioro que no resiste más tiempo, -con serios daños en su sistema de iluminación nocturna, entre otros perjuicios-, motivó a un generoso grupo humano, encabezado por el Arzobispado y la Armada, con el apoyo de empresarios marítimos, representantes del comercio y turismo, a emprender una perseverante campaña que posibilite -con la vital ayuda ciudadana- reunir del orden de los 50 millones de pesos que se requieren para concretar la obra de restauración y optimización de este importante sello de identidad puertomontina. Un ícono que, cual faro orientador, recibe al forastero desde lo alto de nuestra principal isla enclavada en plena bahía, junto con inspirar las mejores intenciones de la comunidad porteña.
Luego de organizarse el comité, se comenzó la gran tarea, partiendo por la inspección de la cruz y el conjunto por personal especializado y continuando con la definición del proyecto y la elaboración del presupuesto. A lo cual se deberán agregar obras adjuntas como mejoras del embarcadero, arreglo del camino de acceso y de las áreas verdes, considerándose que se trata de todo un complejo turístico-patrimonial. Y cuya rehabilitación se espera inaugurar para las Fiestas Patrias de este año.
Se ha enfatizado que se trata de un proyecto serio y creíble, digno de la participación de toda la ciudadanía y sus autoridades, a partir de un esfuerzo inicial del empresariado local. Un noble grupo humano que anhela contribuir a su ciudad, solidarizando de manera concreta con aquellos imperativos más prioritarios de Puerto Montt, como los referidos a su identidad patrimonial de cara a las futuras generaciones, que a través de estos baluartes amarán más a su terruño y sabrán luchar con ardor por su grandeza.