Damnificados de la erupción son recibidos en hogar de Osorno
Emergencia. Se trata de habitantes de los sectores Río Pescado y 4 de Septiembre, Si bien se encuentran cómodos, están preocupados por sus hogares y su retorno.
El Hogar Santa María de Osorno alberga por estos días a tres adultos mayores afectados por la erupción del volcán Calbuco. Ellos son habitantes de los sectores Río Pescado y 4 de Septiembre, ubicados en la provincia de Llanquihue.
Se trata de Francisco Uribe y Ernesto Lineros, ambos de 75 años, y María Rosa Poveda (65 años) quienes fueron evacuados de sus viviendas y reubicados por el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama).
Al hogar de ancianos pertenecientes a la Congregación Hermanitas de los Pobres llegaron hace más de una semana. En el caso de los hombres, ambos no tienen familia y vivían solos en pequeñas moradas; y María Poveda compartía casa con un hijo, quien aceptó dejar a su madre en un lugar seguro mientras pasa la emergencia.
Francisco Uribe recuerda que la tarde del 22 de abril se preparaba para tomar un mate y disfrutar de la naturaleza que rodea su pequeña casa en el sector de 4 de Septiembre, ubicada en la ladera sur del volcán Calbuco cuando comenzó la actividad del macizo.
"Yo estaba tranquilo cuando comenzó esa nube de ceniza y la verdad lo que más me impactó fue el ruido que parecía un tarro con piedras. Yo sólo me acordé que tenía que ir a ver a mi amigo al sector bajo, pero con lo que estaba ocurriendo todo cambió", dijo.
El hombre vive sólo y cuenta que no tiene familia alguna más que una sobrina, pero tiene poco contacto con ella. Es nacido y criado en la zona de Llanquihue, pero durante 25 años trabajó en carpintería en Coyhaique.
Agregó que las religiosas han sido muy buenas, pero su rutina diaria era salir a caminar y sobre todo acostarse más tarde, ya que según dijo, es lo que más le ha costado aceptar.
Bolas de Fuego
Ernesto Lineros también vive completamente sólo en el sector de Río Pescado, también ubicado a las faldas del Calbuco, y a pesar de lo sucedido la tarde del 22 de abril reconoce que no perdió la calma.
"Estaba en mi casa cuando vi la nube de cenizas y luego comenzaron a caer piedras, porque eso no era ceniza, eran piedras. No me asusté, me subí a la camioneta de un vecino con lo puesto, ropa liviana y mi bastón de apoyo, dijo.