Perdón por fallas y pecados pidió monseñor Cristian Caro
En Día del sacerdote. En su homilía, agradeció también el trabajo que realizan, el acompañamiento en horas difíciles y pidió por la gente del norte.
Un día lleno de emotividad, vivió ayer el clero diocesano de Puerto Montt, que celebró el Día del Sacerdote con un programa que se inició con un retiro en Casa Nazareth y la participación en la Misa Crismal en la Iglesia Catedral.
En un templo con muchos sacerdotes, diáconos, ministros de la comunión, acólitos, seminaristas, monseñor Caro, inició la ceremonia incinerando el altar.
Fue un día de rituales simbólicos de la bendición del Santo Crisma y los Óleos, pero también expresiones de gratitud, de perdón por las fallas y pecados "y defraudar a veces las esperanzas de los creyentes", dijo el arzobispo de Puerto Montt, monseñor Cristián Caro, en el transcurso de su homilía.
El prelado tuvo también palabras de reconocimiento por el trabajo pastoral dedicado, entrega diaria, su cercanía y acompañamiento en la gente, especialmente en horas difíciles de dolor, enfermedad o muerte.
En este contexto, pidió por los que sufren en el norte y "recemos por los difuntos y los desaparecidos", exhortó monseñor.
El Miércoles Santo, o Misa Crismal, es el día donde salen todos los aceites, aromas, que constituyen los óleos y el crisma, con los que se imponen los sacramentos católicos durante el año. En ese ritual hubo además momentos de gran emotividad por la celebración del Día del Sacerdote, los cuales junto a sus familias -en la parte final de la celebración- recibieron la bendición. Cada año, el Miércoles Santo marca un momento especial. Es el inicio de los días más conmovedores que vive el pueblo católico. Ayer, monseñor Caro explicó el significado, los simbolismos en los sacramentos y la labor sacerdotal.
Al momento de renovar las promesas, monseñor Caro recordó que la Iglesia conmemora el Jueves Santo la primera Eucaristía, en la cual Cristo comunicó su sacerdocio a los apóstoles y a la gente.
"Es nuestro día, porque Cristo nos ha configurado íntimamente con Él por el Espíritu Santo en la ordenación sacerdotal, hasta el punto que habla y actúa por medio nuestro, cuando celebramos la Eucaristía", acotó monseñor Caro.
Los sacerdotes -como signo visible de la renovación de sus promesas sacerdotales- pasaron al altar a besar la Biblia y la Estola, que el arzobispo sujetaba en sus manos, y pidió orar por sus presbíteros para que el Señor derrame abundantemente sobre ellos "sus dones, de manera que, siendo fieles ministros de Cristo, Sumo Sacerdote, los conduzcan a ustedes hasta él, que es la fuente de salvación" . Luego, algunos diáconos se acercaron al altar para presentar al arzobispo las ánforas, que contienen los aceites para bendecir los óleos y consagrar el Sagrado Crisma; llevando también los aromas para la confección del Crisma para los bautizados, y se presentó el aceite que fue bendecido para entregar el óleo de los enfermos y por el cual los sacerdotes, en el sacramento de la Unción, ungirán a los enfermos y quienes están en peligro de muerte.
En la parte final del oficio, monseñor -con su mirada puesta en la imagen de la Virgen del Carmen- imploró su protección entonando junto a su clero la Salve Regina.
Hoy, a las 19 horas, se celebrará en la Iglesia Catedral la Última Cena y al término comenzará la Adoración al Santísimo hasta la medianoche.
Se llama Misa Crismal porque el que preside la misa (arzobispo) bendice los Santos Óleos y consagrará el Santo Crisma, para todo el año.
¿Quieren unirse y conformarse a Jesús, renunciando a ustedes mismos y cumpliendo los sagrados deberes? Fue una de las consultas al clero.