El yerbatero que por décadas alivia los males de los porteños de manera natural
Por dos décadas, Prudencio Nuñez ha comercializado hierbas medicinales en el centro de Puerto Montt, trayendo así alivio de origen natural a los más diversos males. Ubicado actualmente en la esquina donde se emplaza el Banco Chile, en la intersección de las calles Rancagua con Urmeneta, asegura entre risas que atiende la "farmacia más barata de la ciudad, ya que una receta sale en promedio mil pesos y con un atado harto grande, ya que cada paquete rinde unos diez litros preparado". Nacido en Coyhaique, pero radicado hace tres décadas en la zona, es heredero de la tradición de uno de los más antiguos yerbateros de la capital regional. Prudencio aprendió los secretos naturales del ya desaparecido "Bailahuén", que por años recorrió principalmente la calle Varas, con un característico grito con el que ofrecía al público esta hierba para aliviar los males del "pobre hígado". "Él era de Valdivia y me dejó enseñado este oficio. Lo que más se vende es el Bailahuén, el Llantén, la Manzanilla para la acidez, el Melí para el colesterol, la Limpiaplata para los riñones y botar las piedrecillas del hígado, la Hierba de San Juan para dormir bien, la Quiaca para bajar el azúcar", cuenta Prudencio. Para estas fiestas de fin de año, recomienda aperarse de un atado de Llantén y Bailahuén, para aliviar la "caña" y dar un respiro al hígado que va a sufrir con tanto asado de fin de año. Pero Florencio también tiene su "cartita bajo la manga". Cuenta que para no quedar mal hay que tomar la Hierba del Clavo, que es "un verdadero Viagra chileno".