La apacible localidad de Las Quemas, camino a Los Muermos, en pleno corazón de nuestros campos sureños, ha vuelto a salir de su ruralidad con el brote de la pasada siembra de los sones musicales y del canto, tras el deslumbrante éxito con que partió el viernes pasado la XVIII Temporada de Conciertos Las Quemas 2014 y cuyo astro inaugural fue el afamado tener chileno de renombre internacional, Tito Beltrán, quien interpretó óperas que ha compartido con insignes congéneres como Plácido Domingo y José Carrera, incluyendo el Ay, Ay, Ay, de Osmán Pérez Freire, con fondo musical de la Orquesta de Madrid.

De esta manera, se agiganta en el mundo rural de Las Quemas lo que nació tímida y modestamente en 1998 con el primer concierto en la Parroquia Santo Toribio del lugar, cuyo avance y prestigio posteriores motivaron su traslado al patio techado del Liceo Rural de Las Quemas, que se espera sea cubierto totalmente en un día no muy lejano para merecida comodidad de artistas y público.

Tito Beltrán dejó, emocionado, el gran certamen musical, llevándose como un gratísimo recuerdo no sólo el vibrante y cariñoso aplauso de la gente, sino también el testimonio de esa admiración encarnada en un regalo consistente en una manzana con forma de corchea, elaborada en madera por un talentoso artesano local.

También, en la velada inicial del 17, se reconoció públicamente en la persona del alcalde Gervoy Paredes el acuerdo municipal de aprobar una contribución extraordinaria para completar los 10 millones de pesos y así cumplir los cinco conciertos de la presente temporada. Solidario gesto en bien de la cultura, que significó salvar de la crisis que la entidad organizadora afrontaba por la ausencia esta vez del tradicional aporte del Gobierno Regional.

Mañana, los asistentes a los conciertos de Las Quemas tendrán el privilegio de escuchar la magia del charango de manos de su eximio cultor Freddy Torrealba. Y ya se está pensando en invitar el año próximo al más connotado pianista chileno, cuyo talento es mundialmente reconocido -Roberto Bravo-, quien informalmente ha mostrado interés en actuar en Las Quemas. Lo que significaría un relieve más para estos conciertos que tanto prestigian a Pto. Montt.

La Constitución asegura a todas las personas el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, agregando que es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza. En nuestro país su protección jurídica ha sido asumida principalmente por normas de Derecho Público y en particular por el Derecho Administrativo, sin perjuicio del rol que le cabe al Derecho Privado, en especial, al Derecho Civil en el campo de la responsabilidad extracontractual por hechos ilícitos que han causado daño. De esta forma, el Estado concreta la protección del medio ambiente a través de la regulación, fiscalización y sanción de corte administrativo, a cargo de organismos públicos como el Ministerio de Medio Ambiente, sus Secretarías Regionales Ministeriales y servicios dependientes, así como otros servicios públicos como la Corporación Nacional Forestal, Sernapesca, Instituto de Salud Pública, Servicio Agrícola y Ganadero, y los recientemente creados Tribunales Ambientales, el más cercano de los cuales tiene su sede en la ciudad de Valdivia, con competencia entre las regiones del Bío Bío y Magallanes y la Antártica Chilena. Existen, sin embargo, algunos casos que rebasan esa esfera de protección y, por la naturaleza y gravedad de los hechos, pueden internarse en el campo criminal. En este sentido, en el Código Penal y en algunas leyes especiales existen disposiciones que sancionan determinadas conductas lesivas para el medio ambiente o sus elementos; regulación que, en todo caso, es sólo parcial y por vía indirecta, ya que en nuestro país no existe un catálogo de figuras penales orgánicamente concebidas como 'delitos contra el medio ambiente' o 'delitos ecológicos o medioambientales'. Es decir, no tenemos hoy lo que podría denominarse 'Derecho Penal Ambiental', como sí se ha regulado en ordenamientos jurídicos de otros países latinoamericanos como Perú y Brasil.

En esta materia ciertamente la primera y gran barrera proteccional está dada por el marco regulatorio administrativo y el llamado al derecho penal es y debe ser siempre subsidiario, como la última alternativa de respuesta. Sin embargo, la creciente valorización del medio ambiente como bien jurídico relevante, la profundización de la relación de las personas con su entorno y su íntima conexión con la subsistencia humana, plantean el desafío de perfeccionar su protección penal actual, principalmente pensando en las futuras generaciones.