En el día del santo que visitó Pto. Montt
Hoy es un día muy especial, -sobre todo para los puertomontinos que recibimos su augusta visita hace 27 años-, al celebrarse esta vez San Juan Pablo II, conforme la decisión de la Santa Sede de la Iglesia Católica, que asignó su veneración para cada 22 de octubre, por ser la fecha en que Karol Wojtyla inició su pontificado en 1978.
Como se recuerda, Juan Pablo II (1978-2005) obtuvo la santidad por aclamación popular, tras sobresalir como el 'Papa de los récords', con sus 26 años de pontificado y 104 viajes fuera de Italia, y habiendo obtenido el proceso de canonización más rápido de la historia, a sólo nueve años después de su fallecimiento, el 2 de abril de 2005. Y fue el actual Papa Francisco, en una multitudinaria ceremonia, quien proclamó la santidad de Juan XXIII y Juan Pablo II, pidiendo que ambos pontífices fueran inscritos en los libros de los santos de la Iglesia Católica. La que ahora se honra con 80 papas santos.
Este acontecimiento atañe muy de cerca a la población de Puerto Montt y la región, que lo vio y sintió desplazarse -feliz y asombrado del escenario natural circundante iluminado por un esplendoroso día de sol- cuando aquel memorable 4 de abril de 1987 navegó en las quietas aguas de la rada del Reloncaví, junto a Tenglo, y paseó por el sector costanero, donde celebró la Santa Misa en conmemoración de los 500 años de Evangelización de América.
Su alba figura, impartiendo bendiciones desde el mar y el borde costero a las multitudes aglomeradas en toda la extensión de nuestras riberas marítimas, se mantiene enhiesta y profunda en el alma sureña, cuyo cariño y admiración se hacen cada vez más entrañables hacia este hombre santo de los tiempos modernos. Y a quien nunca se dejará de agradecer su salvadora gestión internacional, que evitó una sangrienta guerra chileno-argentina, junto a las oraciones que elevó al Padre, -de quien estaba tan cerca por su virtuosidad-, para que el entendimiento y la paz perdurasen entre los dos países hermanos; así como para que en Puerto Montt definitivamente anclase el desarrollo espiritual y material. Lo que hoy disfrutamos, sobre todo al recordar a nuestro mejor amigo San Juan Pablo II, en su día conmemorativo.