Cuando la atención puertomontina se encuentra concentrada en el mejor desarrollo posible del preciado borde costero de Puerto Montt, resulta ineludible no pensar en los imperativos de su clave y fundamental funcionamiento portuario, puesto que siempre el puerto ha sido sinónimo de imprescindible pulso del progreso de la hoy capital de la Región de Los Lagos.

Desde sus tiempos de 'surgidero' de Melipulli, frente a la Plaza, donde se levantó el muelle de embarque y desembarque, a finales del siglo XIX, hasta su traslado y definitiva instalación en la boca del canal de Tenglo, pasando por las gestiones administrativas impulsoras de Armasur y de Empormontt, sucesora de la Empresa Portuaria de Chile, el puerto de Angelmó -como solía llamársele- se continúa considerando como el gran pilar de desarrollo socioeconómico de Puerto Montt. Y, a la vez, que como estratégica y vital llave maestra de integradora conexión marítima con la Patagonia.

El crecimiento habido en los últimos lustros, -en cuanto a actividad de transferencia de carga y por el fuerte auge del transporte turístico naviero-, ha instado a pensar e ir planificando un potenciamiento mayor del recurso puerto. Una necesidad que se hace cada vez más indispensable materializar. Y para lo cual se ha emprendido el proyecto del terminal portuario en la cercana zona costera de Panitao, con la finalidad de absorber allí toda la dinámica de la atención de naves mayores y dejar, así, libre el actual recinto portuario frente a Tenglo, dedicado exclusivamente para las actividades del turismo marítimo. Sobre todo, pensando en esa gran palanca de ingreso de divisas que representan los mega cruceros internacionales y sus apremios de espacio.

Estas buenas intenciones, pese a los esfuerzos, sin embargo, hasta ahora no han prosperado, frente a una frágil inicial acogida en el inversionista privado. Lo que en adelante se espera revertir a través de una más potente promoción y dinamismo en la gestión.

Lo trascendental, en todo caso, es que no se debilite la conciencia de este imperativo portuario. Que pronto se defina el rumbo que tomará el puerto de Puerto Montt y si será necesaria su funcionalidad a través de dos terminales como se planifica.

Como país debemos actuar unidos en contra de todos los actos que involucren poner en riesgo la seguridad de los chilenos, eso no se debe poner en duda. Chile es un país serio, estable y seguro, por eso muchas de nuestras políticas públicas son imitadas en otros países; esa imagen del país no puede ni debe ser empañada por un grupo minoritario de personas que pretende alterar la tranquilidad de la comunidad, poniendo artefactos explosivos y provocando temor, como ocurrió hace algunas semanas en Santiago, un acto que, por lo demás, merece no sólo mano dura, sino que también manos inteligentes que permitan desbaratar a esta banda.

El Gobierno, en ese sentido, fue claro en manifestar que no toleraría acciones como ésta y que los responsables serían perseguidos y juzgados. Hoy tenemos resultados de este trabajo, con tres personas detenidas que estarían involucrados en los ataques. El Ministerio del Interior y las policías están haciendo su trabajo, y como debemos apoyarnos en esta cruzada, desde el Congreso los diputados de la democracia Cristiana, junto con condenar estos hechos, presentamos un proyecto de acuerdo que pide a la Presidenta de la República el pronto envío de un Proyecto de Ley, que fortalezca y entregue mayores atribuciones a la Agencia Nacional de Inteligencia, a fin de prevenir de manera eficiente acciones dirigidas contra la estabilidad del Estado y la seguridad de las personas.

Necesitamos a la brevedad una nueva ANI, con facultades operativas y no la precaria institucionalidad que hoy día tenemos; modificaciones a la Ley Antiterrorista, una fuerza de tarea del Ministerio del Interior con dedicación exclusiva a la desactivación de las bandas y al crimen que realizan estos grupos que operan generando estos atentados. La Institucionalidad ha ido quedando obsoleta, lo que queda de manifiesto con el aumento de los atentados con artefactos explosivos en nuestro país, por eso se necesita con urgencia una reforma al Sistema de Inteligencia.

Es responsabilidad del Gobierno, a través del Ministerio del Interior, específicamente de la Agencia Nacional de Inteligencia en coordinación con las policías, prevenir la ocurrencia de atentados. La seguridad de todas y todos los chilenos es un tema primordial, por lo que se deben utilizar y permitir todos los recursos para prevenir, encontrar a los responsables y sancionar a quienes cometen estos cobardes atentados contra la paz en el país y la seguridad de las personas.