Apoyo sí, no lacras ni desechos foráneos
La capital de la Región de Los Lagos, Puerto Montt -una de las ciudades más progresistas del país, así considerada en algunas clasificaciones- no merece como 'premio' a esa pujanza progresista el envío a su recinto carcelario de cientos de peligrosos reos provenientes desde Santiago, lo que más precisamente constituiría un incomprensible e indigno castigo a esta esforzada y emprendedora urbe en marcha. Situación, -aquilatada en justicia por la comunidad, sobre todo la aledaña al presidio,- que motivó una recia y generalizada protesta puertomontina, incluyendo la adhesión de sus autoridades y parlamentarios.
Afortunadamente, el Gobierno escuchó ese clamor y supo reaccionar como corresponde, impidiendo que esa errónea iniciativa -como lo reconoció el propio ministro de Justicia, José Antonio Gómez- llegue a materializarse. Determinación que la población porteña reconoce y aplaude, por la tranquilidad que significa para todos mantener una convivencia ciudadana libre de toda contaminación que pudiera dañar la paz social.
Casos como el mencionado no hacen más que confirmar el ineficiente rol que ha venido cumpliendo la regionalización, que más que regionalizar centraliza, pues todas las decisiones importantes se originan desde Santiago, pensadas sólo en favorecerla. El tema de los reclusos es una evidencia más al respecto, cuyo intento de concreción, por suerte, ha sido oportunamente frenado.
Lo que, de modo imperioso, necesitamos en las regiones no son precisamente reos más peligrosos o antisociales incorregibles, sino que mayores atribuciones para definir nuestro propio destino local y regional, con el apoyo de los recursos que merecidamente requiere el sur para desarrollarse integral y eficazmente, conforme a sus verdaderas aspiraciones y urgencias.
Entre esos clamores, destacan la restitución del ferrocarril al sur, la habilitación de servicios de conectividad no tradicional, el potenciamiento portuario de Puerto Montt, la valorización y desarrollo del global descubrimiento arqueológico de Monte Verde, la integración de la isla Tenglo al turismo regional, la solución al caótico tránsito local, entre otros. Eso anhelamos. No lacras ni desechos foráneos.