La Roja: no más dominio carioca
En Puerto Montt, en las islas, así como a lo largo y ancho de todo Chile, la desazón y frustración fue un verdadero maremoto que lo inundó todo tras la derrota 2-0 de la Roja ante Holanda, que le impidió terminar como líder de su grupo hacia los octavos de finales de la Copa Fifa 2014 en tierras cariocas.
Las dos victorias consecutivas (3-1 a Australia y 2-0 a España) eran el mejor argumento para justificar el triunfalista fervor que inusitadamente se desató entre los chilenos, especialmente entre la multitudinaria 'marea roja' que invadió al país de la samba.
Sin embargo, al conocerse que el próximo rival de la escuadra de Sampaoli será el dueño de casa Brasil, lejos de acentuarse la desilusión nacional, por el contrario, volvió el alma al cuerpo y se agigantó la pasión por la Roja.
La tarea no estará terminada sin que se derribe a otro gigante -el campeonísimo y anfitrión Brasil-. Tal como se hizo con España, el monarca mundial de 2010. Al parecer, la especialidad mundialista de Chile, que deberá corroborar si le asesta un nuevo 'maracanazo' a los brasileños. Lo que no dista de ocurrir, si se aquilata que el actual 'marketeado' plantel carioca está bastante lejos -en potencial- de aquellas pretéritas selecciones que asombraron con la magia, picardía y contundencia de su fútbol, desde los tiempos del simpar Pelé y el inigualable Garrincha.
Nuestra actual Selección Chilena -de admirable garra, personalidad, valor, experiencia y ensamble- ya probó frente a España que puede aniquilar al más poderoso. Y si perdió ante Holanda no fue por incapacidad, sino porque cayó en la trampa de las trincheras defensivas y el contragolpe del rival, que, al mismo tiempo, lo sorprendió con la estrategia de jugarle de chico a grande, adoptando todas las precauciones para evitar un traspié, como anularle a sus mejores hombres. Por eso, ganó Holanda.
Esta vez, quien deberá imponer su táctica es el técnico Sampaoli frente a Brasil, mezclando defensa y ataque según se vaya dando el esquema del adversario, sin insistir majaderamente en la monotonía de la falta de ideas y de creatividad.
No más paternidad brasileña. Desde el 28 de junio de 2014, Chile será libre futbolísticamente.