Ganó el país
En una decisión histórica, el Comité de Ministros rechazó la instalación de la mega central HidroAysén, un proyecto aberrante que sepultaría una de las zonas más hermosas de nuestro país y crearía una cicatriz imborrable en prácticamente todo Chile, con su línea de alta tensión. Aplaudo la determinación de los ministros, pues siempre dije que no necesitábamos HidroAysén y que la Patagonia estaba siendo víctima de la inexistencia de una política energética nacional. Por años hemos sido víctimas del mismo paradigma: política energética de corto plazo, donde da lo mismo la eficiencia energética y qué tipo de energía se desarrolle, con tal de suplir la posible falta de ésta. Hoy, sin embargo, ha triunfado la organización, que defendió con garras la vocación productiva de la Patagonia, que es el turismo sustentable. Creo que se acabó el recreo y debemos decidir qué tipo de desarrollo queremos construir: el sustentable para todas las generaciones o el económico para el beneficio de las grandes empresas intensivas en el uso de energía. Es hora de terminar con los mitos. Chile hoy funciona con 18 mil MW y decir que si no existe HidroAysén se vivirá el apagón, es falso. Ya hay proyectos aprobados por 10 mil MW, lo que significa que no necesitamos este proyecto. Decir que no podemos realizar otro tipo de energía, también es falso. Chile tiene potencial geotérmico, solar, eólico y mareomotriz como ningún otro país del mundo, pero si no establecemos cuánto puede aportar cada fuente estamos negando un mejor desarrollo para Chile. Este es un rol ineludible del Estado y debemos dar ese paso para romper el paradigma y optar e invertir en energías renovables. El cambio de paradigma, vale decirlo, debe ser transitorio para ir, de esta manera, reduciendo las plantas de combustibles fósiles con tecnologías de alta exigencia, que permita reducir la emisión de gases de efecto invernadero y enfrentar el cambio climático. En tal sentido, el lanzamiento de la Agenda Energética, que encabeza el ministro Máximo Pacheco, va en la línea correcta, pues se plantea objetivos claros, como potenciar el desarrollo de las energías renovables no convencionales, a fin de lograr que para el 2025, sean del orden del 45%, y cumplir con la meta de eficiencia energética en torno al 20%, con exigencias claras para el aparato productivo y el sector público.
La tarea es ardua, pero con pequeños grandes pasos podemos ir avanzando, por eso el rechazo a HidroAysén es un triunfo que toda la comunidad debe celebrar.