Por el liderazgo que ejerció Deportes Puerto Montt en el reciente torneo, merece otra oportunidad para ascender.
Aquietados los espíritus, tras el inesperado fracaso puertomontino en pos de un ascenso de nivel en el fútbol profesional chileno, la reflexión -seria, madura y constructiva- insta a no perder la esperanza de lograrlo en un nuevo intento, sobre todo, si se sigue trabajando con la dedicación y el fervor con que se hizo en la temporada recientemente concluida. Deportes Puerto Montt lideró la tabla durante todo el torneo, salvo en los tramos finales, donde -por falta de oficio y personalidad- se perdió una excepcional oportunidad de lograr el cetro y una mejor categoría.
Creemos interpretar el sentimiento generalizado del pueblo deportivo porteño, que -de acuerdo a las opiniones auscultadas por este rotativo y las presentadas en Internet- comparten la intención de mantener a la institución albiverde en el balompié rentado. Vale decir, continuar la batalla por el ascenso, en otro intento, ejerciendo primacía en la serie (como se hizo), pero coronando la nueva campaña 2014-2015 con el título y la obtención del soñado rango superior.
Desde luego, que ahora los temores se concentran en lo económico. Tras la desilusión pasada, costará, sin duda, bastante más financiar al plantel, lo que exigirá mayor austeridad en cuanto a la conformación del equipo, aunque las experiencias vividas aconsejan la incorporación de al menos dos jugadores de calidad y avezados, y sin dejar de recurrir a la cantera joven del club, más algunos valores que han estado en campaña. Mientras que en la dirección técnica no hay otro estratega como Gerardo Silva, tan fogueado, sensato y que ame tanto a su labor. Como que estuvo a un tris de alcanzar la gloria, que bien podría conquistar en una nueva opción.
La dirigencia cumplió con creces. Se esforzó y llevó a las alturas al club porteño, que con su rendimiento supo rescatar el entusiasmo y respaldo de los puertomontinos, que fueron llegando cada vez en más cantidad al bello Estadio de Chinquihue. Lamentablemente, en las dos últimas fechas se desmoronó la ilusión. Faltó roce, dominio, personalidad, convicción, para hacer prevalecer la condición de líder y los merecimientos para el título.
Frente a otro desafío, los puertomontinos nos unimos y damos la pelea con fe en el porvenir.