No votar es negar la ayuda a Chile
Más de 7 millones de personas, de un padrón electoral de 13 millones de inscritos, no votaron en los comicios 2013.
Cumplidos los comicios, para escoger soberana y democráticamente a las máximas autoridades del país, en el tradicional ambiente de respeto y tranquilidad propios de los decisivos procesos electivos nacionales, ha quedado, sin embargo, un sabor preocupante porque la participación ciudadana en las elecciones recientes 2013 no fue la esperada. Por el contrario, el nivel de abstención en el país llegó a más de 7 millones de personas que no acudieron a las urnas del país, de un padrón electoral de 13 millones de inscritos.
Este alto porcentaje de indiferencia cívica frente a las grandes decisiones que debe tomar la nación, llama a la reflexión y a buscar las causas de semejante indolente proceder. Reiteradas son las excusas que provienen del cansancio ciudadano ante al mundo político y sus protagonistas; de sus desilusiones frente a lo comprometido; de su abandono después del voto, entre otras vicisitudes. Sin embargo, la democracia, para que se concrete y funcione, debe ser ejercida por los representantes del pueblo, el mismo que le confiere su mandato eligiéndolos para desarrollar los avances necesarios que permitan conquistar las metas que hagan posible una vida ciudadana más digna y feliz.
Se hace, por tanto, imperioso romper esta incoherencia de rechazo a lo político, pero de aceptación de lo democrático, en circunstancias que ambos -política y democracia- se necesitan mutuamente y conforman un núcleo vital e inextinguible en el devenir de los pueblos y comunidades libres del globo. De tal modo que esa voluntad popular, para que valga, hay que ejercerla a través de su principal recurso que son los comicios electorales, donde la gente voluntaria y libremente determina -voto en mano- quienes administrarán y harán posibles sus pequeñas y grandes aspiraciones, ya sea desde la presidencia, el parlamento o el consejo regional. A su vez, conscientes de esa representación ciudadana, los mandatados tienen el sagrado deber de responder con la máxima entrega, honradez y patriotismo a tan delicada y esperanzadora misión.
Para ser verdaderamente libres y democráticos, seamos protagonistas de la historia de Chile comenzando por algo tan simple, pero tan trascendental, como es elegir en las urnas a sus autoridades.